PyConAr 2010, el orgullo de pertenecer

Ya está, ya pasó. Y estoy muy feliz de eso que pasó.

Conocí Python oliendo la pasión con la que hablaban de este lenguaje gente a la que admiro mucho y empujado demandas del trabajo, la academia y el hartazgo, de poner un pie fuera de la web, cosa que PHP permite de mentirita.

Me acerqué al lenguaje facilmente (simple is better than complex) pero no tan fácil a la comunidad. De hecho, acabo de fijarme en gmail y encontré el mail de un bonito bot y mi feo hola mundo a la lista de Python Argentina fechados el 17 de enero de 2007. Es bastante tiempo para saber tan poco de Python y para que Python sepa tan poco de mí.

Lamentablemente nunca pude ir a los PyCamp, que parecen ser el ámbito ideal para encontrar y fortalecer esa cuestión humana que a mi me faltaba para pertenecer y disfrutar, no sólo del lenguaje sino de su comunidad. Así que el año pasado, despues de la PyCon 2009 en Buenos Aires, me propuse tomar alguna responsabilidad si se hacía de nuevo.

Cumplí a medias: me anoté como revisor y ni siquiera revisé la mía. Pero (haciendo volar libres dos pajaros de un sueño, hospedé a Manu, presenté un poster más grandote que grandioso y di una charla que salió no demasiado mal.

La alegría, más allá de las poquitas charlas que logré ver, viene por el lado social. Conocí, conversé, me reí y casi que me emborraché con gente muy linda, mucha de la cual no sólo es técnicamente brillante sino humanamente querible.

Como apasionado de la tecnología sé que no es neutral. La tecnología, en esta época, es parte de la ideología.

Elegir una tecnología, un lenguaje de programación, y meterle tiempo, ingenio y muchas veces plata a su difusión y mejora, para que muchos se beneficien (y se tienten a meterle tiempo, ingenio ...) es un gesto de solidaridad que hay que aplaudir de pie.

En un sistema cuyo leitmotiv es "vos o yo" hay gente que dice "vos y yo", y mejor aún, dice "nosotros".

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